Mi especial atracción por la naturaleza me trajo con los años hasta la fotografía de naturaleza y hasta la vida rural gallega. Y me enamoré de ambas cosas.
La naturaleza me reconecta conmigo misma. En ella encuentro paz, claridad mental y belleza; un lugar para soñar y crear. Con mi cámara me llevo a casa todo lo que ella me ofrece incondicionalmente en cada salida, para compartir con el mundo que todos somos calma, belleza y claridad si nos lo permitimos.
Mi maternidad me trajo hasta la fotografía infantil. Aprendí que todos los seres humanos nacemos con amor, espontaneidad, ganas de jugar y plena curiosidad por el mundo que nos rodea. Son valores que acabamos olvidando y que a menudo anhelamos recuperar. Todas las personas pequeñas mantienen intactos esos dones, y nos transmiten, con su manera libre de estar en el mundo, que los adultos también podemos recordarlos y volver a ponerlos en práctica.
Me gusta captar esos instantes de espontaneidad, curiosidad y felicidad que nos hacen recordar a todos quiénes somos en realidad, tan diferentes del mundo aburrido y no auténtico que nos hemos inventado hasta hoy.
Te invito a que te fotografíes jugando con tus hijos, pintando, manchándote de chocolate... O sobre una piedra junto al río, en calma, conectando con tu interior y muy lejos del ruido, el estrés y las convenciones que nos auto imponemos. Fotografíate y obsérvate, y decide si quieres empezar a ser tú a partir de hoy, o lo que otros esperan de ti.